Free Tibet / Long life to India

Dharmshla/Dharmashala/Dharamshala (aun no tengo claro como se escribe) esta a 10 horas de Manali. Esta vez decidimos gastarnos unas rupias mas e ir en un autobus deluxe, con asientos blanditos y reclinables, todo un lujo! Sin embargo, «por fortuna», nos tocaron por vecinos una pareja de indios «encantadores» que habian entendido que «asiento reclinable» significaba «cama» y tuvimos que pelearnos con el hombre porque se negaba a subir un apice su respaldo a pesar de que a Rocio no le cabian las piernas… Todo se acabo arreglando a base de frustracion y algun grito (este pais saca la verdulera que hay en mi).

Encontramos de nuevo otro baratisismo alojamiento gracias a recomendaciones previas y nos dispusimos a explorar este pequenio Lhasa, residencia del Dalai Lama y hogar de 15.000 refugiados tibetanos. Los monjes inundan las calles con sus uniformes rojos y naranjas y los templos budistas marcan el centro de la actividad de Mc Leod Ganj, barrio-pueblo-ciudad a unos kilometros de Dharamshala. Hay banderas tibetanas por todas partes y es raro el establecimiento que no tiene colgado un «free Tibet», un mapa del Tibet y una foto del Dalai Lama rodeada de flores.

Probamos la meditacion y la comida tibetana, visitamos una enorme cascada, un lago seco (al parecer hay sequia, cosa que nos resulta un tanto incomprensible dado lo que llueve) y varios templos. Nuevamente nos encontramos con gente conocida (parece que estamos todos siguiendo la ruta del bacalao) y desconocida (mucho turista).

Antes de volver a Delhi decidimos hacer una breve parada en Amristar, ciudad mas sagrada para los sijs donde se encuentra su templo dorado. De nuevo autobus local, esta vez «solo» 4 o 5 horas (pero no me voy a quejar que nos toco un semi-deluxe muy decente).

Los sijs destacan por el colorido panuelo que llevan a modo de turbante en la cabeza, bajo el cual ocultan la ristra de pelo que acumulan a lo largo de su vida (no se lo pueden cortar). Son monoteistas y estan influidos tanto por el hinduismo como por el islam, ya que su religion surgio en la India fruto de la convivencia de estas dos religiones. El templo dorado es alucinante, es un inmenso complejo donde se da alojamiento y comida gratuitos 24 horas a todo el que se acerque, hay incluso unos cuartos para turistas (donde tuvimos la fortuna de conseguir una cama para dos).

Por fin, aunque nos encontramos con antiguos conocidos, hicimos nuevos amigos, entre otros, nuestros companieros de habitacion: un ingles de origen indio emocionado ante el rencuentro con sus raices y una francesa de origen argelino enamorada de la India. Fuimos, con ellos y otros turistas, a Wagha Border, la frontera con Pakistan, donde se celebra todos los dias al atardecer una ceremonia de intercambio de bandera entre los dos paises. Llegamos ilusionados ante la espectativa de un evento interesante y pacifico, pero nos encontramos con un monton de indios gritando encarnizadamente «Long life to India» (en hindi claro) y ondeando su bandera. La guardia fronteriza, ridiculamente vestida tanto en Pakistan como en la India, hizo interminables y bruscos rituales en su breve camino hasta la puerta. Un animador con microfono se dedicaba a encender los animos de los asistentes, henchidos de orgullo nacionalista… Vamos, que se hizo largo y repetitivo, pero todo un show…

Visitamos tambien la copia hindu del templo dorado, honestamente un poco cutre, y otro templo hindu construido sobre una cueva donde van las indias a rezar para quedarse embarazadas. El templo mas curioso que he visto nunca, era como un mini parque de atracciones! Escaleras que suben, que bajan, pasadizos con agua, con espejos, mil dioses, un tunel de aire, una zona de cueva por donde habia que pasar a gatas… todo un descubrimiento!

Nos encontramos mas franceses que nunca (nuestra frenchi amiga decia que porque todo era gratis) y muchisimos sijs encantadores dispuestos a ayudarnos y explicarnos cualquier duda (son mayoria en el Punjab, estado donde esta Amristar). Hicimos una donacion dentro del templo y nos dieron un panuelo del naranja mas intenso que hayais visto nunca y un par de dulces de azucar, menos mal que me explico un guarda que eran regalos de Dios para compartir con mi familia, porque yo pensaba tirarles trocitos a los peces del lago (el templo dorado esta en medio de un gran estanque donde hay unos peces gordisimos) y ni me imagino el revuelo que hubiera podido causar…

Tras una comida en el templo (copiosa y riquisima) y una apacible tarde sentadas a orillas del estanque, disfrutando de las vistas y hablando de actrices americanas favoritas con un joven sij que opinaba que Rocio parecia una actriz de Hollywood (a mi se limito a decirme que parecia india), cogimos un tren nocturno de vuleta a Delhi, horrible ciudad llena de polvo y socavones (celebran aqui proximamente los JJOO de la Commonwealth y se han vuelto locos) donde nos ibamos a reencontrar con Maria.

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